Con la introducción de la oralidad en la litigación penal en nuestro país a comienzos del presente siglo, los abogados sumaron a su lista de exigencias profesionales el desarrollo de las habilidades expresivas. Sin embargo, muchos entendieron el paso que debían dar por requerimiento del sistema procesal como el tránsito desde una alambicada redacción judicial a la exposición verbal no siempre clara y que frecuentemente confunde afectación con seriedad y estilo docto.
Ciertamente los especialistas del derecho son profesionales altamente entrenados en las técnicas de argumentación y debate, con una evidente inclinación hacia el enunciado de ideas sustentadas en la razón y la lógica como fundamento para el éxito de su capacidad oratoria. Lamentablemente en este ejercicio suelen olvidar -o simplemente desconocen- las enseñanzas que la sicología de la comunicación ha puesto de manifiesto sobre la importancia de la comunicación no verbal en los actos del habla.
“El éxito de un abogado litigante no se juega sólo en el conocimiento del derecho, sino también en el campo de la comunicación persuasiva y sobre todo eficaz.”
En la década del 60 el sicólogo Albert Mehrabian formuló la clásica regla que establece que en una conversación cara a cara el impacto de un mensaje dependerá apenas en un 35% de la información verbal y en un 65% de los gestos, señales y otros elementos involucrados en la comunicación no verbal. Una somera revisión de los componentes del lenguaje no verbal nos permitirá entender de mejor forma la importancia de este campo, tradicionalmente entendido como un espacio de innatas capacidades personales antes que como un objeto de estudio y aprendizaje sistemático.
La comunicación no verbal se asocia a una serie de factores englobados en tres disciplinas que desarrollan las habilidades comunicativas del hablante.
1. La Paralinguistica, relacionada con los factores vinculados al lenguaje verbal que no tienen que ver con el contenido mismo de lo que se comunica. El comportamiento paralinguistico en una exposición verbal involucra cinco grandes aspectos:
– El tono con el que hablamos y que traduce aspectos emocionales como el optimismo, el sarcasmo, la determinación, la duda y otras posibilidades de entonación posibles.
– El ritmo, vinculado a la fluidez verbal con la que una persona se expresa.
– El volumen de la voz, relacionado con la intensidad con la que hablamos.
– El uso de los silencios para enfatizar determinados aspectos durante el diálogo.
– El timbre, que es el sello personal que hace reconocible una voz en la gama que va de los agudos a los graves.
2. La Kinesia, centrada en factores corporales del sujeto como la expresión facial, la mirada, la postura, los gestos y la proximidad.
3. La Proxémica, que estudia el uso del espacio personal en el marco de una actividad comunicativa. Cada una de estas disciplinas y sus factores asociados pueden y deben ser estudiados para el desarrollo de las habilidades pertinentes, ya que el éxito de un abogado litigante no se juega sólo en el conocimiento del derecho, sino también en el campo de la comunicación persuasiva y sobre todo eficaz.
* Christian Fuenzalida es periodista de la Universidad de Chile y Master en Comunicación Audiovisual Digital, Universidad Internacional de Andalucía. Cuenta con una extensa trayectoria en diversos medios de comunicación. Ha sido director de comunicaciones del Poder Judicial y director de comunicaciones del Ministerio Público. Es socio director de Audentia, consultora de comunicación legal y marketing jurídico.